lunes, 9 de julio de 2012

¡Un cordial saludo!


No todos los días son iguales. Ni todos los momentos se viven igual. Pero sí que hay frases que se van repitiendo, como estribillo de una canción. A veces pienso algo que, al escribirlo, recuerdo ya haberlo vivido o al menos pensado. Sin embargo, hoy he vuelto a leer algo de lo que hace tiempo escribí, y no lo he reconocido. Lo recuerdo, sí, pero no recuerdo cómo lo escribí.

Recuerdo, recuerdos... no consigo recordarme. Y pienso que me veo desde fuera, creo que siempre lo he hecho. Cada vez que he visto una foto mía, he hablado de mí en tercera persona. Y ahora, algo así es lo que hago. Es lógico. Escribo sentimientos. Y los sentimientos sólo los puedo sentir en el instante en el que los siento. Como una fotografía congela un gesto.

No me conoces, sin embargo vienes a encontrar lo que he dejado para ti. Como en un buzón, voy dejando mis cartas y tú vienes a recogerlas. Así es como he empezado a pensar. Sé que has estado, aunque no sé quién eres.
En este momento hablo contigo, que estás a miles de kilómetros. Que eres capaz de doblar el espacio, no para distanciar, sino para recortar la distancia. Doblar, como se dobla un mapa para hacer coincidir dos puntos distantes. Atravesando el túnel, para llegar al otro extremo, en línea recta.
He sentido que hay algo que te ha atraído. Y como un imán, te ha traído hasta este punto de intersección. Por un momento, he dejado de estar sola. Me alegro.
Si te apetece, vuelve. Por aquí seguiré, supongo. Distinta, porque no puedo ser siempre la misma.


¡Un cordial saludo!




Yul.

 

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