- Otra vez es verano. No me gusta.
Buscaba algo que ponerse,
revolviéndolo todo a su paso.
Observó su desastrosa
vida reflejada en aquella habitación, que a primera vista, más
podría parecer la desoladora fotografía tomada a los estragos de un
tornado.

Veía la vida pasar, a
veces moviéndose, a veces congelada en un punto mientras era ella
quien se movía. Imaginaba esa típica escena donde alguien, sentado
junto a la ventanilla de un tren, observaba el paisaje que pasaba
vertiginosamente frente a sus estáticas pupilas. Pero, cuál de las
dos realidades permanecía estática y cuál en movimiento, porque
así de relativa había llegado a ser su existencia.
Y así, como dos piedras
que al frotarse en sentido inverso hacen saltar chispas hasta llegar
a provocar fuego; los dos lados del espejo, en ciertos momentos, se
enfrentaban deslizándose sobre su superficie, desprendiendo una
energía tal que llegaba a licuarla. Era entonces cuando, al no
encontrar resistencia, atravesaba el transparente cristal para
convertirse en su propio reflejo.
Yul.
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