miércoles, 12 de octubre de 2011

Madrugador Despertar. Bailando sobre mi Tumba.

"No por mucho madrugar, me despierto más temprano". (Yul)

Seis horas después de mi madrugador despertar, aún sigo dormida.

Panteón  en el Cementerio de Granada.

El baile sobre mi tumba, ha sido demoledor. Sólo leves arañazos en el mármol negro, endurecido por los años. Y por los años, deslucido. A pesar del afanoso empeño de Michael Jackson, en sacarle brillo. Ni por esas. Ni por otras. Ni por nada de nada.

Ni después de bailar y zapatear, he conseguido dejar de estar muerta. Qué va, si lo que estoy es matá.
Tanto zombi golpeando sin cesar con sus cráneos a medio pelar, cada vez que se partían de la risa con sus tonterías.
Y mi cuello aferrándose a una cabeza descorchada, por la que intentaban desperdigarse médula y sesos, en su total desordenado lanzamiento al vacío mundo circundante.

Baile cadavérico de calaveras sonrientes, de miradas profundas y cuerpos desgrasados. Sin nada que pensar, porque no pasa nada por sus cabezas huecas. O, si pasa, no se queda.

Y un día más, una noche más. Cuánto hemos bailado, al ritmo del crujir de huesos, del chirriar de dientes y de choques craneales. Entre risas salvajemente huecas y sin sentido. Sin ninguno de los sentidos… Todos, sordos. Todos, mudos. Todos, ciegos. Todos, con las narices atrofiadas para no oler la podredumbre. Todos, sin tacto alguno, llevándose consigo la desconsideración y el desapego.

Hoy vienen a invitarme para la fiesta de mañana y no puedo con mi esqueleto. No sé si podré arrastrar mi cuerpo para entonces. Está visto que no tengo el aguante que creía tener. Ni las ganas de tenerlo.

Creo que, todavía, me queda algo de vida. No es que esté muy segura. Es que yo, a la hora de dudar, dudo hasta de mi propia muerte.

Yul.

Quizá te gustaría escuchar la Danza Macabra de Camille Saint-Saëns.

 

 



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