De tarde en tarde, ocurre
algo que me hace recordar. Y recuerdo cosas que pasaron en mi vida y
se quedaron en mi memoria.
He recordado cuando... Un
día en la Habana, estando en una recepción y después de la
magnífica cena, pasó Fidel Castro saludando y me dio la mano.
Durante un concierto, también en la Habana, de Pablo
Milanés y Silvio Rodríguez, Gabriel García Márquez me dio un
fuerte abrazo. Y es que fue verdaderamente fuerte, sosteniéndome,
sin soltarme, abrazada a su lado durante un rato mientras saludaba a
otras personas, después de hablar un poquito conmigo.
En un congreso
internacional de educación en Granada, durante una conversación amistosa, el
entonces Director General de la Unesco, Federico Mayor Zaragoza, me
dio un beso cuando nos presentaron y otro al despedirse mientras me
llamaba por mi nombre.
Y por último, el
encuentro que ocurrió primero: cuando la reina Fabiola de Bélgica
hizo parar el coche en el que viajaba, expresamente para hacerle a mi
madre un comentario sobre mí.
En mi vida me han
saludado personas importantes para el resto del mundo, y he conocido
a personas importantes para mí.
Sí, son bonitos los
recuerdos cuando se recuerdan con cariño. Por eso siempre que
alguien dice que hay que olvidar el pasado, yo me niego a hacerlo.
Porque existen muchos pasados. Pero lo mejor de todo es que creo que
estoy aprendiendo a recordarlos todos con verdadero cariño, aún los
que hubo un tiempo que me hicieron daño. Desde los pasados remotos,
hasta los pasados más recientes.
Yul.
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