Juega a herreros medievales fabricando espadas en un yunque desvencijado, con el desgastado martillo, para el caballero que, montado en un caballo blanco con pie firme en el estribo y relucientes espuelas, viene a salvarme de esta realidad aplastante que me asfixia.
A galope de caballo desbocado se lanza, como un loco enfebrecido, derribando a su paso la torre que me encarcela.
Y yo, me sumerjo en un cuento de hadas, príncipes y princesas. En un mundo fantástico de sombras en la oscuridad, donde siempre me ha gustado estar. En mi mundo, el más real de todos los mundos.
Yu.
Excelente!
ResponderEliminarGracias, Nikka. Me alegra que te haya gustado.
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