Demasiados meses arreglando
la vida de otra persona.
Ahora me toca a mí.
Necesitaré todo el tiempo para
remover la casa desde mis cimientos.
Cuanto más me
encuentro, más perdida estoy.
Es mi interior un
mundo para perderme. Lo prefiero así. Hay momentos, esos momentos, estos
momentos, en los que siento una fuerza que me atrae y enreda en la enmarañada
paz…
No es aquí donde
abro mi interior, sino donde lo encierro. Quien accede, no entra. Quien cree
entrar, sólo ve palabras sordas que bailan al ritmo de una música muda.
En el concierto del desconcierto. Dando señales de vida, o de muerte.
En el concierto del desconcierto. Dando señales de vida, o de muerte.
Solas entre la muchedumbre, olas que se mueven invisibles. Sensaciones encadenadas. Pensamientos inconscientes.
Cada vez más dentro, cada
vez más atrapada.
Lo necesito. Es mi tiempo, mi nada, mi vacío… Y aquí me
quedo, mecida, arropada.
Yul
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