Ayer, 18 de diciembre, hizo 18 años que murió mi padre.
He recordado quién estaba en esta casa ese día y quién está hoy.
Y qué diferencia con la muerte de mi madre el año pasado…
Esa hora esperando, desesperada, la ambulancia,… A las 11h, esperando, ya en el hospital, en el pasillo de ¿Urgencias? De pie, junto a la camilla, sujetando su mano y hablándole con una sonrisa, intentando hacerle sentir que no estaba sola, que yo estaba allí acompañándola … A las 15h, entramos a la consulta de valoración, solté su mano y me senté en aquella silla mientras la doctora decía que llamara a alguien para que me acompañara en ese momento de final, de una muerte ya comenzada, que sería en unas horas… Volvimos al pasillo de ¿Urgencias?, volví a sujetar su mano, volví a hablarle y a sonreírle, y me quedé allí, de pie junto a ella… A las 20h, la llevaron a observación, nos dejaron en aquella habitación con decoración infantil, separadas por un cristal del resto de enfermos que necesitaban ser observados. Me senté en el sillón que había junto a su cama, sujeté su mano, le sonreí y le hablé y le conté historias divertidas… Cuando llegó Sole y me preguntó si había comido, recordé que no lo había hecho en todo el día… Cuando, por fin, llegaste y se fue Sole, recordé que tampoco había ido al servicio en todo el día… y fui un momento, aprovechando que ya estabas allí,… y lloré un poco, … Y volví a entrar y a sentarme en el sillón y a sujetar su mano y a sonreír,... A las 6h, dejó de respirar…
Aquel día no comí, pero el resto de los días que, desde entonces, he seguido viviendo, he comido, y he tenido que comprar y hacer la comida y encargarme de pagar facturas de agua, luz, Ibi, comunidad, seguro, teléfono,… hacer que todo vaya medio funcionando a pesar de todo lo que se va rompiendo,… Tratando de mantener una estabilidad, a pesar de todo… y todo sin compañía y consuelo en mi duelo… Porque yo sí he seguido cargándome con toda la responsabilidad. Porque yo sí quiero a mi hijo… Y he seguido sonriendo.
De chorradas, no necesito cargar con ninguna. Esas, para con quien compartas los días, los gastos, los viajes, la compañía, la diversión, las tristezas y las alegrías,… los pequeñísimos ratos de hospital y los consuelos por la muerte de un padre.
Padezco el abandono de los vivos. Agradezco la compañía de los muertos.
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